Adamari López confiesa que le ofrecieron drogas siendo una niña. En exclusiva habla de lo que hizo, de los que no.



Adamari López lleva varios días festejando sus 40 años de carrera artística, esa que comenzó en su natal Puerto Rico siendo la niña de las telenovelas…

En todos estos años, donde creció dentro de los foros, a Adamari le tocó vivir todo tipo de experiencias: mudarse de país, conocer las mieles del éxito y también el lado oscuro, incluso, siendo una niña, enfrentó la pregunta más temida para los
padres: “¿quieres drogas?”.

En exclusiva Adamari habla de lo que hizo, de los que no. El cáncer, el amor, el divorcio, el amor después del amor, el milagro de ser madre y su gran deseo de volver a las telenovelas o de participar en una serie de Telemundo.

Pregunta: ¿Eres consciente de que estás celebrando 40 años de carrera?
Adamari López: Me parece que se han pasado tan rápido, para mí ha sido muy lindo todo el proceso de trabajo. No lo considero ni siquiera como un trabajo, sino como procesos de la vida donde me he divertido, donde he tenido que ser un montón de personajes y un montón de niñas, que muchas de ellas no tenían nada que ver conmigo, pero que le aportaron cosas a mi vida, mi personalidad, o mi manera de visualizar la vida. Han sido súper lindo.

Tuve la oportunidad de trabajar en Puerto Rico, en Venezuela, en México y gracias a esa carrera que hice en México pude visitar muchos otros lugares con los personajes que hacía. Hice cine, teatro, y después me tocó la oportunidad de venir a conducir a ‘Un Nuevo Día’ hace 7 años, regalándome otra alegría espectacular, y enseñándome que hay otras cosas que uno puede aprender y puede desarrollar.

P: Crecer en la actuación es como vivir en dos mundos paralelos, ¿qué descubriste en esos años que aportaron a tu crecimiento personal?
A.L.: Disciplina, mi papá me lo decía mucho: “Tú puedes hacer lo que tú quieras, pero tienes que tener disciplina”… Hay que tener dedicación en lo que uno hace, no es hacerlo porque es un gran mundo o porque la gente piense que es chévere salir en la televisión. Es un trabajo al que hay que tenerle respeto, tratar a los demás como tú quieres que te traten, y eso lo fui aprendiendo desde muy chiquita.

P: En esta carrera, además de obstáculos, hay personas que intentan llevarte por caminos que no son buenos, ¿cómo los sorteaste para no caer?
A.L.: No lo sé… Llegué a la conclusión, en algún momento, que yo sentía tanto amor y agradecimiento con mis padres por darme la oportunidad de hacer, de trabajar en televisión, que yo sentía que no podía defraudarlos, y que cualquier cosa que fuera diferente a los principios y los valores que me habían inculcado, eran incorrectas. Quería que me siguieran dando oportunidades, fui una niña aventajada, venía de una familia que trabajaba, que no necesitaba que yo aportara al hogar, ellos se podían sustentar y sustentarme a mí, y lo que me estaban dando era una oportunidad de crecer y hacer cosas que me gustaban. ¿Cómo los iba a traicionar con esas otras ofertas que habían?

P: ¿Te ofrecieron cosas prohibidas?
A.L.: Recuerdo claramente que de chiquita me ofrecieron droga, y recuerdo, dentro de mi inocencia, haber dicho que no… Me dijeron: “¿Tú estás segura?”… y les dije: “sí, estoy segura”. Nunca más, de hecho la misma persona me protegió. Había gente de todo sitio y veían y ofrecían. No recuerdo que nadie más me haya querido meter en algo que yo no hubiese querido, era la nena de todo ese grupo…. Situaciones a las que me enfrenté más adolescente, pero yo no fumé, no bebí… Bebí en el crucero de estudiantes y mi mamá les dijo : “Voy a estar aquí, si se pone mala me la traer”… Hacía cosas que mis papás estaban ahí, y que ellos supieran, no era que había que ocultarles, ni que mentirles y esa seguridad y esa gratitud me hacía tener un compromiso mayor con ellos, y conmigo.

P: Cada proyecto es una familia, a la que toca despedir cuando termina, ¿cómo has lidiado con esa parte?
A.L.: Es difícil, con muchos me quedo en contacto, y con otros me quedo con la sensación de querer seguir hablando más, de querer seguir compartiendo más. Un ejemplo de hace poco, Daniel (Sarcos), es una persona que brindaba mucha alegría, un excelente elemento dentro de la casa de ‘Un Nuevo Día’, y ahora que no está lo extrañamos pero no me comunico con él tanto, aunque me hace falta, pero sabemos que cada cual tiene su rumbo y su vida, y que compartimos aquí… Es simplemente agradecer ese momento vivido juntos, y cuando nos veamos compartir igual como si nos viéramos todos los días… Me pasa con Angélica Vale, Ludwika Paleta, Ana Patricia Rojo, con compañeros con los que conviví por mucho tiempo, y que cuando nos hemos visto es como si no hubiese pasado el tiempo.



P: ‘Amigas y Rivales’ marcó un lugar importante en tu carrera, ¿qué significa para ti?
A.L.: Diversión, nuevo amigos, amigos que continuaron en el corazón, oportunidad, crecimiento, mucho trabajo… Fue un proyecto tan bonito que hizo Emilio Larrosa que juntó un grupo de gente diferente y muy a fin a la vez, fue un proyecto hermoso.

P: Desde hace 7 años eres presentadora de ‘Un Nuevo Día’, ¿extrañas las novelas?
A.L.: Sí, extraño y veo proyectos y series tan buenas que están haciendo aquí mismo en Telemundo, que uno dice: “Dios mío, dame la oportunidad de salir unos diitas y grabar una de ellas”… Es que están tan buenas, creo que se está trabajando diferente a como yo lo hacía. Fue importante entrar aquí, pero ver si en algún momento estoy en esos proyectos, y me quito ese gusanito.

P: ¿Cómo tu vida personal y tu vida laboral se han ido acoplando en momentos felices y en los difíciles?
A.L.: Yo creo que ha sido el nombre del personaje que me tocó interpretar, porque creo que la gente iba conociendo los personajes, pero cuando hacía entrevistas iba conociendo al ser humano, y fueron como agarrándome cariño y odio a la vez.

Cuando me enfermé, como la gente sabía que no era una mala persona, me cobijaron más y me hicieron parte aun más de su familia, sufriendo, rezando o mandando buena energía para que me pudiera recuperar. Creo que eso fue como lo que terminó de abrazarme en la mente y los corazones del público.

De repente vivieron y se alegraron con el amor que me tocó pasar en esa etapa de mi vida, tristearon conmigo cuando me separé y me divorcié, y después volvieron a emocionarse a través del baile, a través de lo que vivieron en ‘Mira Quién Baila’… ¿será que vuelve a encontrar el amor?, ¿le volverá a pasar lo mismo, la relación durará con este muchacho?… Tenemos la ilusión de ser padres, y de repente no podemos, y de repente se nos da ese momento maravilloso que fue una bendición, un regalo de papá Dios, un milagro… Después me ven aquí en ‘Un Nuevo Día’, me van conociendo más y ven que soy más desordenada de lo que pensaron (risas), y van tomando más cariño. Algunos me van queriendo más y otros no.

P: ¿Cómo te sientes tú que has crecido haciendo novelas, que ahora tu vida se haya convertido en una de ellas?
A.L.: Ahora con las redes sociales se da más, y ahora los villanos son los que me escriben cosas feas… No sabría decir cómo pasó de una cosa a la otra. Se que lo agradezco y son cositas que me acercan más al público, que me conozcan más en lo personal, porque en lo laboral me ven a diario, pueden revivir las novelas en internet, pero ahí van conociendo quién soy, cómo hablo, cómo trato a mi hija, en qué cosas la apunto de actividades ,y que vivencias tenemos como familia… Me gusta compartir con el público, y que no me molesta que me vean sin maquillaje, o pasada de peso o haciendo ejercicio o en traje de baño, las cosas como son: y se enfrentan y se viven y ya está.

P: Tú eres muy madura con los ‘villanos’ de las redes sociales, pero ¿te duele cuando se meten con saña contigo?
A.L.: Será con ellos mismos, cosas que yo no puedo controlar, ni me interesa, ni quiero controlar. A mí no me hiere alguien que me diga “Adamari está gordita”, porque eso es una realidad, no es una ofensa, eso no ofende a nadie… Cuando la gente quiere poner adjetivos calificativos o habla en forma despectiva, pienso que es un reflejo de lo que hay en el corazón de la persona que lo está hablando, y ese reflejo no es contra mí, es contra la persona misma, contra su forma de ser, su familia… Yo no me lo cojo personal, así que todos los que son villanos en las redes pueden estar seguros que a mí no me están haciendo daño, que se lo están haciendo ellos mismos porque ellos solos se envenenan.
Fuente el diario ny

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