Una mirada soberana
Por Jane Rivas
A
no dudar, el debut como productor de Alberto Zayas no pudo ser màs
auspicioso. La entrega de los premios Soberano, vistosa, dinámica,
moderna, le confirió al galardón de Acroarte una renovada presencia que
lo reconectò con un público que deseaba con urgencia que se
reinventara.
La
visión temática que girò alrededor de la mujer, y con pinceladas de
corte social que no abrumaron, otorgò a los premios un sentido de
pertenencia a una generación que también desea cambios màs allà del
escenario en el que se desarrollò la gala.
El
espectáculo resultò vivaz, nada cansòn, gracias entre otras cosas a una
buena mezcla de segmentos y una conducción que exhibió buena química
reuniendo a la sin par Nashla Bogaert con un Roberto Angel Salcedo que
demostró dominio de la escena. Juntos, condujeron una premiación que los
coloca entre quienes mejor desempeño han tenido en el difícil renglón.
El
sabor innegablemente urbano llega con unos tiempos en el que se hace
indispensable situarnos ante una corriente de indudable influjo, pero la
producción se cuidò de que ese toque no se convirtiera en una atmòsfera
cargada. La combinación armoniosa con el merengue y la sala no pudo ser
mejor.
Contar
con Daddy Yankee, Yuri, Vìctor Manuel y varios de los màs
representativos cultores del merengue no pudo ser mejor aderezado esta
vez.
La
presencia grandiosa de David Ortiz y su breve y sentido discurso contra
los femenicidios es uno de esos momentos históricos que habrán de
recordarse por mucho tiempo.
El
equipo de Zayas, en el que sobresalió la dirección artística de
Guillermo Cordero, supo matizar adecuadamente los distintos momentos,
moviéndose hasta lograr varios picos interesantes (reconocimiento a
Cecilia Garcìa, juntar a Milly, Fefita y Maridalia, el meddley de
Sergio, etc. =.
DETALLES
La
dirección de cámaras, sin embargo, adoleció de negligencia en algunos
momentos, pues a ratos se quedaba rezagada con la premisa del director
de imprimirle a la gala una dinámica trepidante. Momentos como el de
Daddy Yankee en el que Caroline Aquino bailaba con el reggaetonero
abndaban tiros de cámara desde lo alto que no tenìan ningùn sentido.
Debiò
anunciarse que el tema de Renè del Risco que interpretara magistramente
Diomaris La Mala estaba dedicado a quienes se habían marchado para
siempre. Al final, un tiro de cámara rápido a Juan Carlos Pichardo
junior arruinò lo que debió ser un zoom lento hasta quedar con el hijo
del recién fenecido Juan Carlos Pichardo y asì imprimirle mayor
dramatismo a ese emotivo segmento.
MALOS MODALES
Todavìa
no me explicó por què la producción no puede esmerarse en hacer una
revisión de invitados que comprueba la ausencia de nominados, sobre todo
en un país donde hay artistas que llenos de mezquindad, mala educación y
resentimiento, optan por no acudir y ni siquiera se molestan en
informar las razones de su ausencia. Los casos de Frank Reyes y Toño
Rosario son buenos ejemplos de malos modales.
Ni
què decir de Ivàn Ruiz, quien con toda justeza se llevò el premio como
productor de un Show del Mediodìa renovado y pujante, agradeció a todo
el mundo y olvidò mencionar a Josè Augusto Thomèn y Televisa.
Peor
aun, en otro premio que ganó, el de presentador televisivo, no estuvo
disponible para subir a tarima, pero cuando lo hizo una segunda vez no
se disculpò siquiera por haber faltado al llamado de los conductores.
RESUMEN
Una
gala que estuvo muy por encima de las expectativas, Acroarte, la
Cervecerìa y Telemicro pueden sentirse màs que satisfechos del listòn
alcanzado.
Probar suerte con jóvenes talentos es siempre una apuesta que depara sorpresas gratas en ocasiones. Y esta vez resultò asì.
Alberto
Zayas queda bien bautizado, aunque quienes conocen de su talento no
tienen por què estar sorprendidos. Cumpliò. Los artistas dominicanos lo
agradecen.
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